Era un día señalado de fiesta. Me reuní con mis amigos y, por supuesto con Jack y su novia, a comer en un restaurante cerca del lago. Estaba abarrotado de gente. Todo el mundo se citaba allí en aquella fecha de celebración y alegría.
Eran las 2h. del mediodía. El self-service funcionaba sin descanso. Había buen apetito, ganas de beber, hablar ,reír. De repente, un hombre de mediana edad se desplomó. Su mujer gritaba. Nos acercamos. Se hizo un corro alrededor de una doctora que estaba en el lugar. Intentaba recuperarlo de todas las maneras posibles. Pero fue en vano. Murió. Habían llamado a una ambulancia, a la policía y al juez. Siguió un silencio sepulcral en el local. La viuda no paraba de llorar junto al cadáver de su marido.
Pasado un cuarto de hora se decició que los niños siguieran comiendo hasta la llegada del juez. El tiempo transcurría, el hambre apretaba. Poco a poco fue retornando la normalidad. Era un gran día de fiesta. Había mucha comida; tampoco era cuestión de que se enfriase. Se reinició el bullicio, el ruido de platos y cubiertos, los comentarios, las ganas de hablar. La viuda tenía la mirada perdida en el infinito.Permanecía sentada en una silla junto a su marido tendido en el suelo.Antes había sido discretamente cubierto con un mantel de una larga mesa del restaurante.
Alguién se acercó a la mujer a ofrecerle un plato con un poco de comida.
Microrrelatos. Porno - relatos. Poemas de Amor.
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