Vecinas

    Ingrid Mendoza se casó con el marido de su vecina.
    Ésta se lo pidió- ya muy enferma- unos meses antes de morir.
    Prefería que fuera  ella,  una buena vecina y amiga. Así él  tampoco debería cambiar de edificio ni escalera.
    También le dio unos consejos para que su futura convivencia resultara agradable y duradera:
    - A Arthur le apetece ponerse miel en la boca pare meterme luego la lengua en el agujerito del culo. Da un gusto especial.

    - No lleves bragas por dentro de casa. Le chifla observar todos los movimientos del coño: cuando andas, te agachas, estás en cuclillas, sobre todo esta postura...
    - Duchaos juntos ,besaos y mearos el uno al otro.
    En fin, le recordó que cuando todo acabara, descansaran los tres, uno al lado del otro , en el cementerio.

(LAfrontera).